El desempleo bajó en el último trimestre de 2021 de 11% a 7% y se puso casi a la par de los niveles de 2017. La buena noticia de la recuperación del empleo se desluce al ver la performance de la pobreza. La semana próxima el INDEC dará a conocer los indicadores del final del año pasado y se espera también se dé una baja, aunque más acotada: pasaría del 40,6% a menos del 39%. El dato es positivo pero está muy lejos del 25,7% en el que la pobreza estaba en el segundo semestre de 2017.
Los datos confirman que en la Argentina actual y con una inflación que desde hace quince años no baja de los dos dígitos, tener empleo ya no basta para salir de la pobreza. ¿Por qué si el empleo crece la baja de la pobreza es tan acotada?
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina, apunta que esta divergencia es consecuencia del deterioro del salario real en un marco de inflación. "Hoy el mundo del trabajo informal es más numeroso, ocupa más población y los ingresos que logran son más bajos. Tenemos un 30% de los trabajadores que viven en hogares pobres".
“El año pasado se generó un shock de creación de empleo, pero se logró con remuneraciones en promedio más bajas y trabajos más precarizados, menos productivos”, detalla Salvia. En estos años “el salario mínimo ha quedado muy por debajo de la línea de la pobreza”.
Belén Rubio, responsable de análisis sectorial de Abeceb, señala que se está produciendo "un proceso de empobrecimiento de todos los niveles socioeconómicos, con independencia de que las personas estén ocupados o no. Por eso las personas tienen que hilar un trabajo con otro: los sobreocupados pasaron de 10,6% a 12,6% porque hoy con tener un trabajo ya no alcanza".
Rubio marca también que la desocupación del 7% esconde un “efecto desaliento” de gente que dejó de buscar trabajo porque no conseguía o porque no le convenía el sueldo. Si bien la tasa de actividad -que agrupa a los que trabajan y a los que buscan empleo- subió del 45% al 46,9% en un año, aún está por debajo del 47,2% que había antes de la pandemia.
”Esos 0,3 puntos porcentuales parecen poco, pero implican casi dos puntos de tasa de desempleo. Argentina sigue teniendo problemas en la inserción laboral: no solo hay que mirar el dato de cantidad de desocupados, sino también la calidad en términos de empleo”, plantea Rubio.
Entre las razones que llevan a un desocupado a dejar de buscar empleo, Rubio menciona que “hay que evaluar si con sueldos tan bajos la incorporación de esa persona al mercado laboral rinde en términos de logística del hogar, porque salir a trabajar también implica un costo. Por eso las tasas de actividad en las poblaciones más jóvenes no logran recuperar el nivel previo a la pandemia".
Desde el IERAL, la investigadora Laura Caullo, indica que uno de los problemas del mercado laboral argentino es que "el 30% de los trabajadores ocupados no tienen el secundario completo, una proporción alta. Tienen ingreso bajos en trabajos más precarios, más volátiles, más inestables. Este segmento es muy vulnerable a caer en la pobreza ante vacilaciones de la actividad económica".
Para lograr una baja marcada de la pobreza “se requiere crear mejor empleo y para eso es necesario que haya más inversión. Hasta acá lo que ha habido es una recuperación del empleo perdido; ahora se requiere más inversión para crear más empleo en sectores que generen una productividad media”, remarca Salvia.
“Con una inflación tan alta y sin un shock de creación de empleo esta baja de la pobreza no es sostenible, de hecho es de esperar que vuelva a subir. Debería motorizarse un proceso de inversión en sectores intensivos en mano de obra, como construcción, obra pública, textil, manufacturas, servicios y comercio”, sostiene.
El pronostico para el empleo tampoco es auspicioso. "Hacia fines de 2022 no esperamos una nueva caída del desempleo”, dice Rueda.
Para revertir esta situación Rueda sostiene que se requiere "un horizonte de mayor certidumbre que permita mejoras en la calidad de trabajo, en la formalidad y en el poder adquisitivo. Estamos casi 9,6 puntos abajo del poder adquisitivo del 2017. El desempleo es solo uno de los factores que definen la situación socioeconómica".
Caullo aporta un factor adicional. "La solución a la pobreza pasa por reducir la inflación y apostar a la educación para mejor la inserción laboral. Pero este es un camino largo que no tiene impacto en el corto plazo. Entonces lo que vemos son políticas de alivio temporal, que ponen más dinero en el bolsillo, pero en un esquema inflacionario a la larga profundizan el problema".
La investigadora del IERAL advierte que por este camino "a largo plazo hay riesgo de tener un mercado laboral aún más segmentado y segregado que el de hoy, lo que compromete el crecimiento del país y las jubilaciones del futuro".
Fuente: Clarín
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