Se van conociendo otros daños colaterales, subterráneos, que imprimió la pandemia a lo largo del último año en la economía doméstica, y uno de ellos proviene del sistema financiero donde la morosidad de los préstamos bancarios aumentó del 5,5% a 6,8% sobre el total de los créditos vigentes, igualando así los niveles prepandemia. En el caso de las personas físicas el aumento ha sido más abrupto al pasar de un 3,2% al 6%, lo que refleja la situación socioeconómica, en particular del mercado laboral, y el deterioro de los ingresos familiares; mientras que por el lado de las empresas se pasó del 6,8% al 7,2%.
Para dimensionar la situación actual vale recordar que la morosidad promedio del sistema era del 7% en diciembre 2019, con un 6% para las personas físicas y 7,5% en empresas cuando por ejemplo a fines del 2016 era del 3,2% para el promedio del sistema en su conjunto, y del 3,9% para personas y del 2,8% para empresas. Claro que la crisis del 2018 explica el gran salto del 3,5% al 5,1% y luego al 7% en 2019. Al analizar estos números no debe soslayarse que, ante la pandemia se flexibilizaron los criterios para la calificación de los deudores, dado por las circulares “A”- 6938 y “A”- 7107 del BCRA que autorizaron que hasta mayo 2021 se incrementan 60 días los plazos de mora admitidos en las categorías 1, 2 y 3 de las carteras de consumo y comercial y además, hasta esa fecha, se suspendiera la recategorización obligatoria. Cuando se habla de “cartera anormal” se están refiriendo a los casos de los deudores en situación 2 a 6. Esto dio lugar a la caída significativa en la morosidad promedio en 2020, en plena pandemia, a niveles de 3,2% para el caso de las personas.
Un estudio de la situación general realizado por la consultora Curat & Martínez Larrea muestra que en este contexto, los bancos extranjeros presentan la mejor calidad de cartera y los bancos públicos la peor, por la alta incobrabilidad en créditos a empresas. Por ejemplo, la morosidad promedio de los préstamos privados entre los bancos extranjeros es del 3,6% (4,1% para personas y 3,3% entre empresas) mientras que en los bancos privados nacionales es del 5,9% (8,1% y 4,7% respectivamente), en los públicos del 10,4% (5,3% y 13,8%) y del 8,7% en las entidades no bancarias (14,6% y 5,1% respectivamente). El estudio destaca que la calidad de la cartera de personas físicas empeoró en todas las regiones respecto a diciembre 2020 y alcanzó los niveles precovid-19. Al respecto, señala que Cuyo y GBA son las regiones más afectadas con una morosidad de 9,2% y 8,1% respectivamente, frente a un promedio nacional del 6%.
A nivel provincial, el mayor impacto se observa en las provincias de San Luis y Formosa, con el 16,2% y 12% respectivamente. Los mejores ratios se ubican en La Pampa y Misiones con el 2,4% y 2,6%. Con respecto a Misiones, la consultora puntualiza que en dicha provincia los préstamos a personas físicas mostraron la mejor combinación de baja morosidad y alto crecimiento en el último año. Vale señalar que al hablar de personas físicas se toman aquellas que están bajo relación de dependencia laboral. Mientras que por el lado de la calidad de la cartera de empresas, destacan que mejoró en todas las zonas excepto en CABA y Mesopotamia, donde subieron del 5,9% al 7,3% y del 4,1% al 5,6% respectivamente. La zona Pampeana con 8,3% de cartera morosa es la de peor performance. “Muy por encima del promedio nacional se ubican Neuquén, Jujuy, Santa Fe (con fuerte impacto del caso Vicentin) y La Rioja donde la mora crediticia de empresas supera el 10%”, explica C&ML. Por ejemplo, en La Rioja es del 23,5% seguida por Santa Fe con 17,8% y Jujuy con 15,2%. Por el contrario, La Pampa y Misiones lideran el grupo de provincias con menor mora y mayor crecimiento del crédito comercial.
Fuente: Ámbito
Comments