Una y otra vez el Gobierno anuncia el envío de proyectos para su tratamiento en extraordinarias, en lo que ya representa una constante de esta administración. En el inicio de la misma, el Gobierno de Alberto Fernández hizo tantos anuncios referidos al envío de proyectos para su tratamiento durante el verano, que muchos se preguntaban por qué no reservaba material para el período ordinario.
Más tarde se verificaría que era un modo de gestión el anunciar iniciativas que en algunos casos ni siquiera llegarían a las comisiones. Lo cierto es que el esquema servía para dar señales de una supuesta actividad legislativa en tiempos de receso; es muy necesario para todo gobierno dar la señal de que se tiene el control del Congreso y esta administración encontró esa vía para dar esa señal, a sabiendas de que los números en Diputados nunca le fueron muy favorables. También le sirvió para mantener atentos tanto al oficialismo como a la oposición por eventuales convocatorias.
Lo que sucedió en el verano 2020 se repitió en 2021 y persiste en la actualidad, con el anuncio de temarios para extraordinarias que pecan por exceso. Hoy por ejemplo se mencionan temas que van desde la nueva ley de hidrocarburos, a la ley agroindustrial, compre argentino y electromovilidad, por citar solo algunos proyectos a los que se puede agregar el Consenso Fiscal 2022, que debe pasar por el Congreso.
No es de los temas que mencionan desde el Gobierno como prioritarios, pero sin dudas debería tratar el Congreso un nuevo proyecto para reformar el Consejo de la Magistratura y cumplir así con lo dispuesto por la Corte Suprema, que dio un plazo perentorio para avanzar con el tema para antes del 16 de abril.
De manera omnipresente está la cuestión de la deuda y ya se sabe que cuando avancen las negociaciones y se alcance el eventual acuerdo con el Fondo Monetario, el proyecto deberá pasar por el Congreso de la Nación. Y también el plan plurianual, que el 14 de noviembre del año pasado el presidente anticipó que enviaría al Parlamento en la primera semana de diciembre, pero eso no sucedió y no hay señales de cuándo va a ser enviado, si eso sucede.
En este marco se les pidió a los legisladores estar disponibles a partir del 17 de enero para la eventual convocatoria a extraordinarias, que tarde o temprano llegará. Pero hay que recordar también que todos los proyectos que vayan al recinto deberán pasar por comisiones que antes tendrán que constituirse, ya que la única que ha sido conformada en diciembre pasado fue la de Presupuesto y Hacienda en ambas cámaras, para tratar la Ley de Leyes y Bienes Personales.
Diciembre fue precisamente una muestra en ese sentido. El Poder Ejecutivo prorrogó las sesiones ordinarias hasta fin de año, pero solo se trataron esos dos proyectos, con los resultados polémicos que todos recuerdan. Y con un escenario tan ajustado como mostraron las votaciones de fin de año, seguramente el oficialismo lo analizará profundamente antes de exponerse a abrir las puertas de los recintos.
Sesionar en verano
Es absolutamente común que los poderes ejecutivos pongan a funcionar al Congreso en el verano con las sesiones extraordinarias. Mas no en enero, a decir verdad. En efecto, más allá del caso de 2002, consecuencia del estallido de 2001, en los últimos veinte años solo una vez el Congreso sesionó en el primer mes del año. Y como para darle cierto crédito a este Gobierno cuando anticipa un inminente llamado a extraordinarias, hay que decir que el único antecedente fuera del ya citado de 2002 le corresponde a esta administración.
En efecto, en su primer año el Gobierno de Alberto Fernández llamó a sesionar en el mes de enero de 2020: el miércoles 29, cuando todavía la pandemia era un mal lejano y desconocido, la Cámara de Diputados sesionó para tratar el proyecto de sostenibilidad de la deuda y el Consenso Fiscal 2019. Ese era un gobierno recientemente consagrado por una abrumadora cantidad de votos y así fue que el proyecto de sostenibilidad de la deuda salió por consenso, aprobado por 224 votos afirmativos y solo dos en contra (de la izquierda), más una abstención, del socialista Enrique Estévez.
En el caso del Consenso Fiscal, que suspendía la rebaja de Ingresos Brutos y otros impuestos, tuvo 157 votos a favor, 54 negativos y 7 abstenciones.
El Senado no sesionó ese año sino hasta el mes de febrero, y entonces lo hizo en tres oportunidades.
Un análisis exhaustivo realizado por parlamentario.com permite observar que en los últimos 20 años, hubo 129 sesiones en ambas cámaras entre diciembre y febrero. A razón de 69 sesiones en la Cámara de Diputados y 60 en el Senado.
¿Cuál fue el mes en el que hubo más sesiones? Siempre diciembre es el más activo; el 73% de las sesiones estivales se realizaron desde 2002 al presente en el último mes del año en la Cámara baja, mientras que ese porcentaje es del 70% en la Cámara de Senadores.
Veamos la Cámara baja: 50 sesiones se realizaron en el mes de diciembre, 5 en enero y 13 en febrero.
En el Senado hubo 42 sesiones en diciembre, ninguna en enero y 18 en el mes de febrero.
La crisis de 2001
Hagamos una salvedad relacionada con el período más convulsivo de la política contemporánea, que fue el de la crisis que sucedió a la caída de Fernando de la Rúa. Como se recordará, hubo una sucesión de 5 presidentes y por eso se registraron entre diciembre 2001 y enero 2002 tres asambleas legislativas para designar a Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde. De ahí que contabilizamos esas tres sesiones en la Cámara baja, porque allí se realizaron geográficamente, pero con la presencia obvia de senadores nacionales.
Ese 2001/2002 se registraron entonces dos asambleas legislativas en diciembre y una sesión de prórroga de ordinarias, en tanto que en el Senado hubo 2 sesiones extraordinarias en diciembre de 2001. El 1° de enero de 2002 se registró la tercera asamblea legislativa, en la que designaron a Duhalde presidente, y luego hubo 3 sesiones de prórroga de ordinarias ese mes, y una más en febrero. En el Senado, hubo dos sesiones extraordinarias en el mes de diciembre y una en febrero.
Cuándo no hubo extraordinarias
Solo dos veces no hubo sesiones extraordinarias en los últimos 20 años. La más notoria fue en el período ordinario 2009, cuando no hubo ninguna reunión en la Cámara baja y solo una de prórroga de ordinarias en el Senado, el 2 de diciembre de 2009.
Formalmente tampoco hubo sesiones extraordinarias en 2008, pero los recintos estuvieron muy activos pues hubo prórroga de ordinarias en diciembre y en ese marco se registraron 6 sesiones en la Cámara baja y 3 en la Alta.
Tres veces no hubo actividad en el recinto de la Cámara baja entre diciembre y enero. Fue en los años 2009, 2010 y 2013. En esas oportunidades sí se reunió el Senado. En 2009, como dijimos, el 2 de diciembre; en 2010 hubo dos sesiones extraordinarias en diciembre en la Cámara alta, y en el período 2015 hubo una sesión de prórroga de ordinarias el 3 de diciembre, otra sesión en minoría el 9 de diciembre venidero y dos sesiones extraordinarias el 11 y el 23 de febrero de 2016.
Estamos hablando de la gestión de Mauricio Macri, quien antes de asumir había recibido la recomendación de los más experimentados de los suyos de no llamar a sesiones hasta tanto no tuviera certeza con los números, pues de hecho Cambiemos había arrancado siendo segunda minoría en la Cámara baja. En el verano se produjeron desgajamientos en el bloque K y el oficialismo pasó a ser primera minoría en la Cámara baja, pero aún muy lejos del quórum. Así, solo sesionó el Senado para tratar acuerdos de embajadores.
Prórroga de ordinarias
Un recurso muy utilizado por los gobiernos es extender las sesiones ordinarias, lo cual permite el tratamiento de todo tipo de temas, a diferencia de las extraordinarias, en que solo se admite el análisis de la agenda habilitada por el Poder Ejecutivo.
Es lo que hizo el Gobierno de Alberto Fernández este año al prorrogar las sesiones ordinarias hasta el último día de diciembre, lo cual permitió que la oposición forzara el tratamiento de la modificación de Bienes Personales.
Y fue lo que ya había hecho en diciembre de 2020, cuando hubo dos sesiones de prórroga de ordinarias en cada una de las cámaras. En febrero, ya habilitó extraordinarias para realizar una sesión en la Cámara baja y dos en el Senado.
No fue la modalidad adoptada por Mauricio Macri, que como dijimos en su primer verano solo llamó a sesionar al Senado para tratar pliegos de embajadores. Esa vez el gobierno saliente prorrogó ordinarias hasta el 9 de diciembre y así realizó una sesión en el Senado el 3 de diciembre de 2015 e intentó volver a reunirse el 9 de diciembre, último día de la gestión de Cristina Kirchner, pero no reunió quórum y lo hizo en minoría.
Si hablamos de sesiones en minoría, son las alternativas que salvo el caso mencionado trata de impulsar la oposición aprovechando la prórroga de ordinarias. Solo hubo cuatro casos en los últimos años: el mencionado de 2015 en el Senado, y en la Cámara baja una sesión en 2006 y dos en 2008.
Ya que mencionamos 2008, incluimos en este racconto una sesión de homenaje celebrada en la Cámara baja el 10 de diciembre de ese año para conmemorar los 25 años de la recuperación de la democracia.
El período 2005 fue el de más sesiones extraordinarias con 12: 7 en la Cámara baja (5 en diciembre y 2 en febrero) y 5 en el Senado (3 en diciembre y 2 en febrero).
Si bien no hemos contabilizado en este trabajo las sesiones preparatorias ni las asambleas legislativas por la asunción de presidentes (salvo los de la crisis de 2001/2002), sí contabilizamos la asamblea legislativa de febrero de 2008 en homenaje al presidente brasileño Lula Da Silva. Otra actividad que contabilizamos fue la asamblea informativa de febrero de 2020 en la que el ministro Martín Guzmán informó al pleno sobre la deuda externa.
Fuente: Parlamentario
https://www.parlamentario.com/2022/01/09/radiografia-de-extraordinarias-el-congreso-casi-nunca-sesiona-en-enero/
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